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¿Quiénes eran los vascones? Descubre su increíble historia

vascones

Quizás no hayas oído nunca esta palabra que te sonará muy familiar, pero de lo que estamos seguros es de que la palabra vascón te recuerda a vasco. ¿Quiénes eran los vascones realmente? ¿Tienen algo que ver los vascos con los vascones? ¿Son los vascos, como dicen, el pueblo viviente más antiguo de España?

Coge palomitas y refresco porque la historia de los vascones te va a encantar.

Historia de los vascones

En la edad antigua, a la llegada de los romanos a la península ibérica (siglo I a.C.), entre el curso alto del Río Ebro y la vertiente peninsular de los Pirineos occidentales (lo que actualmente son Navarra y parte de Guipúzcoa), existían dos pueblos: uno llamado Pompaelo (actual Pamplona) y otro llamado Oiasso (actual Irún).

¿Te suena la Bella Easo? Pues procede de la creencia errónea de que la antigua y desaparecida ciudad de Oiasso era la actual San Sebastián, conocida como la Bella Easo.

Pero volvemos al tema, antes de que nos desviemos demasiado.

Los habitantes de estas dos poblaciones eran los conocidos como vascones, un conjunto de tribus poco homogéneas y poco uniformes que llevaban en la península tela de años. Ocupaban lo que hoy son la Comunidad Foral Navarra, parte del País Vasco (zonas del este de Álava y del noroeste de Guipúzcoa), el noroeste de Aragón y una pequeña parte del noreste de La Rioja. También llegaron a ocupar parte de lo que por entonces se llamaba Aquitania, la parte más suroccidental de Francia.

territorio de los vascones

Origen de los vascones

Los vascones fueron los descendientes de diversas tribus de agricultores preindoeuropeas que llegaron a la península ibérica hace, aproximadamente, 5000 años, según estudios recientes. Dichas tribus llegarían aquí a través de flujos migratorios de tribus que practicaban la agricultura y la ganadería y que partían desde Oriente Cercano para esparcirse por toda Europa. Esta teoría no nos la hemos inventado nosotros, sino que surge de estudios científicos que vamos a detallar a continuación.

Con la revolución neolítica en el Oriente Cercano (actuales Israel, Siria e Irak, entre otros), se crearon la agricultura y la ganadería como una nueva forma de economía. Estas primeras tribus orientales que iniciaron la agricultura fueron las que comenzaron a migrar hace 11000 años hacia Europa, mezclándose con las antiguas poblaciones locales de cazadores y recolectores, incluidas las de la península ibérica.

tribu de cazadores

Según estudios recientes sobre el ADN vascón, se puede afirmar que este ADN es el más parecido a aquel hombre de aquellas tribus mezcladas de agricultores migrantes y cazadores primitivos de la península. ¿Y qué podemos concluir de todo esto? Pues que los vascones fueron los descendientes directos más puros, genéticamente hablando, de aquella nueva raza resultante de la mezcla entre tribus agricultoras que procedían de Oriente Cercano y tribus cazadoras primitivas que habitaban la península. ¿Y por qué fueron los más puros, en cuanto a parecido genético? Porque, como veremos en el resto de su historia, los vascones, instalados en las actuales zonas de Navarra y parte de Guipúzcoa, se mezclaron mucho menos con las diversas olas migratorias posteriores (las romanas y germanas) que las tribus del resto de territorio peninsular.

Y, ahora, la pregunta del millón:

¿Significa todo esto que los vascos eran un etnia única y diferente a la del resto de la península ibérica?

La respuesta es, taxativamente, no. De hecho, los científicos expertos en la materia concluyeron recientemente que las características genéticas de algunos pobladores íberos, celtíberos y celtas de otros territorios peninsulares no difieren sustancialmente de la de los vascos.

Vascones y romanos

Si algo conocemos en la actualidad a los vascones, es gracias a los romanos. Para empezar, fueron ellos los que dejaron por escrito alusiones a ellos. De hecho, la palabra «vascones» proviene del latín «vasconum«, que era el nombre con el que los romanos se referían a los habitantes de las tierras ocupadas por esta gente. Lo que no se sabe a ciencia cierta es por qué los romanos le pusieron este nombre a los pobladores de estos territorios, aunque existen varias teorías:

  • Una de estas teorías es que «vasco» era la palabra que usaban en el proto-euskera para referirse a ellos mismos y que la palabra «euskera» compartiría raíz con «vasco», en forma de «ausk-«.
  • Otra teoría es que la palabra «vasco» procede de una lengua indoeuropea utilizada por íberos y celtíberos para referirse a los vascones. Esta teoría viene del descubrimiento de monedas celtíberas en las zonas de los vascones que tenían grabadas la palabra «barskunes». Según algunos expertos, esta palabra de origen celta podría significar «el clan de las montañas» (bar=clan y kunes=cumbres).

¿Desdicen estas teorías la hipótesis de que los vascos eran una etnia totalmente diferente a la del resto del territorio peninsular? Lo cierto es que no, ya que todo apunta a que fue una designación que los romanos le pusieron a nuestros amigos vascones por vivir en zonas montañosas.

En todo caso, y como íbamos diciendo, los romanos no solo entraron en Hispania allá por el año 218 a.C., sino que ocuparon Vasconia (nombre inventado por los romanos para designar al territorio habitado por los vascones) y terminaron «haciendo buenas migas» con sus peculiares habitantes.

Al contrario de lo afirmado por el mundo nacionalista vasco, en referencia a que el pueblo vascón no sufrió «mezcla» cultural y racial con ningún pueblo, se ha demostrado mediante estudios que los vascones sufrieron una considerable romanización.

Los vascones supieron aprovechar la ocupación romana, y progresivamente se fueron adaptando hasta alcanzar un nivel a tener en cuenta de integración en la cultura invasora. Siendo antes de la llegada del Imperio Romano un conjunto de tribus poco cohesionadas y poco avanzadas, los vascones vieron en la ocupación una oportunidad de progresar. El paso de los romanos por estos lugares dejó importantes huellas:

  • se construyeron grandes ciudades como Pompaelo (actual Pamplona),
  • se diseñaron y crearon redes de comunicaciones y comerciales,
  • se fabricaron canales de agua,
  • se explotaron nuevas técnicas y avances agropecuarios,
  • se introdujeron nuevas palabras en el léxico euskera,
  • y se introdujo el catolicismo, entre otras.

Vascones y visigodos

Como hemos visto en el apartado anterior, de los vascones podemos decir que acabaron llevándose «bien» con la población romana, llegando incluso a integrarse entre sus gentes y cultura. De hecho, para finales del imperio romano, allá por la primera mitad del siglo V d.C., se sabe en la actualidad que se llegó a originar una aristocracia romanovascona en territorio vascón considerablemente avanzada militarmente hablando (al menos mucho más que antes de ser romanizada).

Este hecho propició que, nada más llegar a Hispania la invasión de los pueblos germanos (vándalos, alanos, suevos y visigodos) a principios del siglo V, el pueblo vascón opusiera una feroz resistencia a dicha incursión extranjera.

A día de hoy no se sabe a ciencia cierta si los visigodos lograron someter en alguna ocasión a los vecinos vascones, debido a la falta de documentación de la época. Lo que sí se conoce es que la mezcla entre vascones y visigodos no fue ni de lejos de tan alto nivel como la que se produjo en el resto de territorios peninsulares. Esto nos indica claramente que, aunque los visigodos conquistaran algunas ciudades vasconas, no lograron dominar a los habitantes de este territorio como a los del resto.

¿Se puede decir que los vascones resistieron contundentemente las invasiones germánicas? Todo parece indicar que sí, de hecho visigodos y suevos llegaron a sumar fuerzas en contra de los vascones, para poder vencerlos.

Los visigodos, poco amigos de los francos, siempre estaban en disputas y guerras contra ellos, hecho que fue aprovechado por los vascones para avanzar hacia nuevos territorios del sur de Francia, más concretamente la parte occidental de Aquitania. Tanta presión ejercieron los vascos contra el Imperio Merolingio (reino franco), que lograron instaurar un supuesto Ducado que, aunque no independiente, mantenía cierta autonomía frente al imperio franco. A este Ducado, según ciertas teorías (ya que no todos afirman que llegara a existir tal Ducado por la alta dispersión y poca cohesión entre tribus vasconas), se le conoció como Ducado de Vasconia, con un territorio que se extendía por las tierras vasconas peninsulares y por las tierras llanas de Aquitania (sur de Francia). En teoría, el Regnum Visigothorum (reino de los visigodos), incluía Vasconia, por lo que el Ducado debía pertenecer también a dicho reino, pero no sabemos bien cómo se encajó aquel puzzle.

Un hecho curioso fue que, la parte más romanizada de Aquitania fue menos vasconizada que la parte más humilde y llana de Aquitania, lo que dio lugar a que se formara un nuevo pueblo singular muy romanizado y muy poco vasconizado, que se llegará a conocer más tarde como Gascuña. A los habitantes se les conocía como gascones (la adaptación de la palabra vascones al idioma occitano), y fueron adquiriendo una lengua propia, mezcla del occitano y del euskera.

Durante el resto de años del reino visigodo en la península, los vascones, bajo el Ducado de Vasconia, se enfrentarán continuamente al imperio franco en lucha por su soberanía en los territorios aquitanos occidentales. Incluso, el Ducado de Vasconia llegaría a unirse con el Ducado de Aquitania en una lucha común contra el Imperio Carolingio, ya que Francia se encontraba dividida en dos facciones: la del gobierno imperial en manos del Reino Carolingio, y el Ducado de Aquitania, que estaba sometido a la autoridad del Reino. Este bloque común llegó a conseguir que, en este tira y afloja, el Ducado de Vasconia se independizara del Imperio Carolingio durante algunos años en varias ocasiones.

Vascones y musulmanes

Fíjate si eran testarudos nuestros amigos vascos, que, cuando entraron los musulmanes a la península en el año 711, a don Rodrigo (el último rey godo) lo pillaron desprevenido porque se encontraba combatiendo a… ¿adivináis a quién? ¡Bingo! ¡A los vascones!

Siempre se ha dicho que los asturianos fueron el pueblo que más resistió a la invasión musulmana, y no es mentira, ya que fueron ellos quienes frenaron el avance de las tropas omeyas. Pero… ¿solo ellos son dignos de pasar a la historia por dicha gesta? Nosotros creemos que no, ya que los vascones, muy cristianizados desde su conversión bajo el imperio romano, también resistieron con coraje el asedio musulmán. Mientras algunos visigodos como el conde Casio (gobernador del Valle medio del Ebro), se convertían al islam sin oponer resistencia para conservar sus posesiones, los vascones combatían al enemigo sin tregua. Debido a la gran inferioridad numérica, la ciudad de Pamplona finalmente cayó en manos del Califato Omeya en el año 718.

La cosa no quedó ahí, ya que, por entonces, el cada vez más fuerte Imperio Carolingio, paladín de la cristiandad, vio intereses en combatir al enemigo musulmán establecido en la península ibérica, y así poder conquistar territorios muy sustanciosos.

Viendo que el Califato Omeya se abría paso en la mayoría de la península sin demasiado esfuerzo, se decidieron a enfrentarlos. Una vez iniciado el duelo, se creó lo que se conoció como Marca Hispánica, una especie de frontera militarizada que permitía combatir mejor al enemigo «infiel» y que se localizó en parte de la actual Cataluña. De hecho, se dividió administrativamente en condados denominados posteriormente como condados catalanes.

A partir de la segunda mitad del siglo VIII, el territorio vascón bajo la autoridad del Ducado de Vasconia, se vio en mitad de un enfrentamiento entre enemigos mortales: el Imperio Carolingio versus el Califato Omeya. De hecho, la ciudad de Pamplona, muy codiciada por las dos potencias enemigas, pasó de mano en mano; unos años estuvo bajo yugo franco y otros bajo el yugo musulmán.

Este hecho ocasionó que, dentro del pueblo vascón, se produjeran divisiones en cuanto a la preferencia por uno u otro contrincante, lo que dio lugar a la preponderancia de dos familias que, enfrentadas entre sí, destacaron entre el resto: la familia de los Íñigo y la familia de los Velasco.

Los Íñigo, por su parentesco con la familia del anteriormente mencionado conde Casio (Qasi en idioma árabe), conocida como los Banu Qasi, se aprovecharon de la influencia musulmana. Los Velasco, por el contrario, se apoyaron en los francos.

Antes de continuar, resumamos la situación del momento.

Vasconia, hacia el año 778, cada vez más fuerte, tenía dos frentes abiertos:

  • Por un lado se enfrentaba al Imperio Carolingio en pro de su soberania política y territorial.
  • Por otro lado se enfrentaba al recién creado Reino de Asturias, el cual luchaba por arrebatarle terreno a los vascones.

Una de las batallas mejor documentadas de este período de enfrentamientos entre vascones y francos, fue la mítica y heroica Batalla de Roncesvalles del año 778. Por muy extraño que pueda parecer, 400 vascones le dieron cera a un ejército de Carlomagno liderado por el comandante Roldán en la zona montañosa del pueblo de Varcarlos.

No fue una batalla cualquiera, ya que sus consecuencias fueron sumamente importantes para el pueblo vascón. Esta batalla, unida al resto de combates que se continuaron contra los francos, hicieron que la familia Íñigo cogiese poder y que entorno a ella surgiera una nueva entidad política propia: la del Reino de Pamplona.

La figura que más resaltaría de esta familia fue la de Íñigo Arista, un caudillo entre numerosas tribus de vascones que, en diversas teorías, se suele considerar el primer rey del Reino de Pamplona.

En un primer momento, tras la segunda Batalla de Roncesvalles, en el año 824, el reino permaneció bajo control de Emirato de Córdoba, debido a la influencia de los Banu Qasi. Pero poco a poco fue independizándose de éste y formando un reino cristiano independiente bajo el mandato de los descendientes de la familia Arista.

El nacimiento de esta nueva entidad política independiente hizo que Vasconia se dividiera en dos: el reino de Pamplona, por un lado, y el Ducado de Vasconia y Aquitania, más tarde Gascuña, por el otro.

El Reino de Pamplona

Nacido con Íñigo Arista, o al menos su forma primitiva, el reino de Pamplona se erigió como una entidad independiente cristiana que llegó a hacerse considerablemente fuerte en la península, llegando a conquistar una basta extensión de territorio norteño a los musulmanes, como se puede apreciar en el siguiente mapa de España de principios del siglo XI.

mapa peninsula iberica siglo XI

Figura sumamente importante en la historia del Reino de Pamplona fue Sancho Garcés III El Mayor, un rey nacido en el año 990 que llevó el reinado a su máximo auge. Hacia el año 1035, el reino pamplonés habría impuesto su autoridad en los condados de Barcelona, Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, Nájera (en la actual La Rioja) y Castilla y hasta en el mismísimo Reino de León. Su esplendor llegó a ser tan importante, que un obispo de aquella época, Oliba de Vic, en sus escritos hace referencia a él como «rey ibérico», en referencia a su carácter unificador de los territorios cristianos frente al enemigo común musulmán. Si bien los visigodos, con su Regnum Visigothorum ya germinaron una pequeña conciencia nacional de unidad en torno a un rey y una misma religión, Sancho Garcés III la volvió a afianzar tras la conquista musulmana.

Como la mayoría de reinos más tarde o más temprano, el Reino de Pamplona también comenzaría a sufrir una merma en su expansión territorial, a causa del inicio de la emancipación de sus pueblos integrantes.

En el año 1035, con la muerte de Sancho Garcés III, sus hijos Fernando y Ramiro heredaron los condados de Castilla y Aragón, respectivamente. En el mismo 1035, Aragón pasará a ser reino independiente con Ramiro I como rey, y en 1065 , con la muerte de Fernando, su hijo Sancho II de Castilla heredará Castilla y fundará el Reino de Castilla y su hijo Alfonso VI heredará el Reino de León.

En torno al año 1162, el por entonces rey de Pamplona, Sancho VI de Navarra, el Sabio, decidió cambiar el nombre del título de rey: pasó a llamarse Rey de Navarra. Con una clara intencionalidad, ya no se hacía mención a una ciudad como Pamplona, sino que hacía referencia a toda una comunidad socialmente emparentada, la navarra.

mapa españa año 1150
Mapa aproximado de la situación territorial de la península ibérica en el año 1150

En este mapa podemos apreciar la independencia de los reinos de Castilla y Aragón. Si te fijas, en Aragón, ya no tenemos un pequeño condado, sino que existe una Corona de Aragón que incluye los Condados Catalanes, unidos a la Corona en 1137 por matrimonio entre Petronila de Aragón y el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV y arrebatados a Francia en 1258 por el rey de Aragón Jaime I.

Reino de Navarra

Con el paso de los años, el reino de origen vascón irá mermando por una sencilla razón: sus dominios territoriales ya no estaban rodeados por territorios musulmanes, sino por otros reinos cristianos vecinos (Castilla y Aragón), lo que le impedía realizar nuevas conquistas.

Y no solo no realizaba nuevas conquistas, sino que sus reinos vecinos le arrebataban territorios. Así, en el año 1200, el Reino de Navarra perdería las ciudades fundadas durante su período Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado, formándose lo que se conocieron como Provincias Vascongadas, que siguieron manteniendo sus fueros y leyes propias dentro de la Corona de Castilla hasta que les fueron suspendidas en 1876, como veremos después.

Dos siglos más tarde, en el año 1512, recién salidos de una guerra civil navarra por un enfrentamiento por la sucesión al trono entre un padre y su hijo, Fernando, El Católico, rey de Aragón, invadió y sometió Navarra a la autoridad de la Corona de Castilla y Aragón. Aunque el Reino dejaba de ser independiente, Fernando se comprometió a respetar sus costumbres y fueros propios. La parte de la Navarra baja de entonces, que ocupaba territorio francés, fue finalmente abandonada por parte del rey Carlos I (hijo de Juana de Castilla y Felipe, el hermoso, y nieto de los Reyes Católicos), por su dificultad para ser defendida de los franceses, quedando Navarra dividida en la Navarra peninsular (Reino de Navarra) y la Navarra francesa.

A partir de entonces, aunque sus reyes, para acceder al trono, debían jurar las leyes del Reino de Navarra y respetar los fueros navarros, poco a poco la autonomía de la región se iba viendo mermada por un mayor centralismo de la Corona castellana.

A principios del siglo XVIII, por los Decretos de Nueva Planta de 1707, 1715 y 1716, Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña quedaban sin fueros y leyes propias, como represalia del primer rey borbón, Felipe V de España, contra dichos territorios por haber luchado contra él en la Guerra de Sucesión (1700). No corrieron el mismo destino las Provincias Vascongadas, Navarra y el Valle de Arán, las cuales habían luchado en favor de la Corona de Castilla y del nuevo rey. A estos territorios se les respetaron sus fueros, leyes y costumbres propias.

Baskonia hoy

El sistema foral empezó a tambalearse en el siglo XIX con la llegada del liberalismo a España. Con el nuevo sistema constitucional, los fueros se empezaron a considerar un sistema medieval, impropio de los tiempos modernos. Este hecho, unido al problema sucesorio de Fernando VII, dio origen a un movimiento social y político que se oponía al liberalismo en defensa de los fueros y del sistema monárquico hispánico tradicional. En el País Vasco y Navarra, el carlismo fue muy apoyado en áreas rurales, mientras que el liberalismo era fuertemente defendido en áreas urbanas. Este choque de pensamientos dio lugar a tres guerras denominadas como Tres Guerras Carlistas, las cuales perdieron, todas, los carlistas. Ya puedes averiguar, entonces, qué sistema sufrió las consecuencias.

La primera en verse afectada fue Navarra. En el año 1841, con la Ley de Modificación de Fueros de Navarra o Ley Paccionada navarra, el gobierno liberal, con la fuerza de haber ganado una guerra a los carlistas, le arrebataría la condición de reino a Navarra y la convertiría así en una «provincia foral«, a la que se le respetarían sus fueros históricos.

El segundo revés fue para las Provincias Vascongadas. En 1876, tras el fin de la tercera guerra carlista, con Antonio Cánovas del Castillo como presidente del Gobierno, los fueros de las provincias fueron reemplazados por los conciertos económicos.

En la actualidad, lo que antiguamente eran los territorios vascones, Vasconia (Baskonia en idioma euskera), hoy están divididos en diferentes entidades politicas:

  • Navarra: desde el año 1978, Navarra está reconocida como Comunidad Autónoma Foral con sus derechos históricos reconocidos y garantizados en la propia Constitución democrática de 1978.
  • País Vasco: en la actualidad, las antiguas provincias vascongadas, Guipúzcoa, Álava y Vizcaya, integran la comunidad autónoma del País Vasco, con sus derechos históricos reconocidos en la Constitución del 78.
  • País Vasco Francés: se le conoce así parte de la zona que llegó a ocupar Vasconia en territorio francés. Está compuesto por las provincias históricas vasconas de Labort, Baja Navarra y Sola, actualmente bajo la soberanía de Francia en la región de Nueva Aquitania.

¿Los vascos son vascones?

Una vez que hemos estudiado la historia de los vascones, lo primero que se nos viene a la cabeza es: ¿quiénes son los descendientes directos de aquel pueblo antiguo?

La respuesta no es fácil, habría que analizar el ADN de todo el mundo para saber quién se puede asemejar más a aquellos pobladores, y aún así, tampoco podría establecerse con seguridad una respuesta sólida, ya que lo que conocemos en la actualidad sobre los vascones es muy poco, debido a la falta de documentación y pruebas históricas fehacientes.

Además, seguramente, los vascones se dispersarían por todo el territorio que llegó a ocupar Vasconia y que muchos pueblos vecinos, como los castellanos, los cántabros, los asturianos, los aragoneses, los catalanes, etc., también se mezclarían en mayor o menor grado en los territorios vascones.

No obstante, según un estudio reciente, en el cual se analizaron muestras de sangre de diferentes vascos actuales descendientes de varias generaciones vascas, se puede afirmar que el ADN vasco es prácticamente igual al ADN de aquel antiguo pueblo de los vascones. Probablemente, si el estudio se hiciese en Navarra, también podría haber un resultado parecido. En todo caso, lo que sí es cierto, históricamente hablando, es que navarros y vascos descienden en mayor o menor medida de aquellos heróicos vascones que resistieron bien a sucesivas invasiones extranjeras.

La Batalla de Roncesvalles: un hito en la historia de los vascones

Resistir es vencer. Una filosofía de vida que España y sus pueblos han llevado grabado a fuego a lo largo de su existencia. Uno de los antiguos pueblos de la península ibérica que sobresale en la historia de España por su capacidad de resistencia frente al invasor, es, sin duda, el vascón.

Fue en un 15 de agosto del año 778 d.C., cuando el ejército carolingio (del franco Imperio Carolingio) fue diezmado en el Pirineo Navarro por un grupo de vascones, en la famosa Batalla de Roncesvalles.

El ejército del Imperio Carolingio, liderado por Rolando -más conocido como El Caballero Roldán-, que era un comandante franco de alto renombre y muy mitificado en Francia, fue repelido por un grupo reducido de heroicos vascones. Aunque desde siempre se ha afirmado que la batalla fue en Roncesvalles, hoy en día existe la teoría de que se desarrolló en la zona de Valcarlos, un municipio de Navarra muy próximo al pirineo navarro. El ejército franco tenía como objetivo arrebatarle Zaragoza a los musulmanes para así debilitar al Emirato de Córdoba y extender lo que se conoció como Marca Hispánica.

Pero antes de continuar, ¿qué era esta “Marca Hispánica”?

Nada parecido a lo que hoy nos suena como Marca España.

Como sabrás, en el año 711 los musulmanes invadieron la península ibérica y, con el trascurso de unos pocos años, lograron imponerse en la mayor parte del territorio español. Solo quedaron algunos puntos del norte peninsular que no fueron ocupados por los ejércitos musulmanes: el norte central, defendido por el recién nacido Reino de Asturias con Don Pelayo a la cabeza, y el norte oriental, que, invadido por el Imperio Carolingio, logró repeler a los musulmanes. La Marca Hispánica era el nombre con el que se conocía al territorio en Hispania conquistado y dominado por el Imperio Carolingio. Llegó a ocupar gran parte de lo que hoy es la comunidad autónoma de Cataluña. Este territorio se dividió en condados otorgados por el rey franco, que con los años pasaron a conocerse como condados catalanes.

Como íbamos diciendo, la Marca Hispánica fue un territorio colchón creado por los francos para frenar el avance de los omeyas de Al-Ándalus. Viendo el potencial que tenía la península, el imperio carolingio decidió ampliar su ocupación hacia el occidente pirenaico, por la zona de Pamplona. Pero con lo que no contaron fue con la fuerte resistencia de los habitantes de esta zona montañosa que, contra todo pronóstico, evitaron más conquista de territorio. Estos habitantes eran, en su mayoría, de tribus de vascones,

El ejército Carolingio, compuesto por 10.000 efectivos humanos habían conquistado la mayoría de la actual Europa, pero en su intento de aumentar la Marca Hispánica fracasaron frente a un grupo de vascones que, a día de hoy, aún se desconoce si lucharon solos o con ayuda de los muladíes (cristianos que se convirtieron al islam) Banu Qasi. Sobre lo que sí parece haber consenso es de un ejército mayoritariamente vascón, con unos 400 efectivos humanos.

¿Qué supuso esta victoria para la historia de España? Con la victoria en Roncesvalles y la muerte de Rolando, se frenaron los intentos de invasión de los francos a la península ibérica y se puso la primera piedra del Reino cristiano de Pamplona, fundado en el siglo IX, embrión vascón del futuro Reino de Navarra. Esta honorable y mítica batalla directamente ayudó al debilitamiento del Imperio Carolingio y al fortalecimiento de los territorios cristianos que, poco a poco, se irán unificando, consiguiendo el retroceso de Al-Ándalus.